martes, 11 de febrero de 2014

Nueva toma de contacto

       ¿Qué está pasando en el mundo para que, a 10 de febrero, en Oslo estemos a 3 grados? El año pasado por estas fechas recuerdo que estuve a punto de fabricarme una nariz de payaso forrada de lana porque pensaba que la nariz se me caería del frío, y este año ni siquiera he llegado a notar el moco fantasma, ése que no sabes si está o no porque tienes la nariz insensibilizada. ¿Y por qué, al mismo tiempo, en Santander, no para de haber ciclogénesis explosivas? ¿Son un nuevo fenómeno o son las "suradas" de toda la vida disfrazadas de modernillas gafapasta? Esto para que no digáis que en mi blog no se habla del tiempo.

       Bueno, pues tras esta maniobra distractoria tan finamente hilada para que no os deis cuenta de que llevo siete meses sin pasar por aquí, pongámonos al día, yo empiezo:

       Mi casa/caja de zapatos es lo mejor que me ha pasado en la vida, es más, os animo a no vivir nunca en más de 17m. cuadrados. Todo son ventajas: no tardo nada en limpiar, desde cualquier punto de la casa alcanzo lo que quiera con la mano o, en su defecto, con un palo, y mis intrépidas investigaciones para ver si el hombre del saco se ha colado en casa son ahora mucho más sencillas. Todavía no hay noche en que no me acueste sintiéndome bastante orgullosa. Pero como algunos sabéis, mi hogar está estrechamente relacionado con mis estudios. Si me quedo fuera de la universidad no tengo derecho a esta humilde morada y, fuera de mi zulo, hay una ciudad muy cara, señores, así que aquí tengo que seguir como sea, aunque sea contratada por la universidad como la de mantenimiento, aunque soy unos 50 años demasiado joven para ese puesto, pero algo idearé.

       Respecto a mi trabajo, cada vez tengo más claro que es algo temporal; los niños me sacan de mis casillas y sus padres mucho más. Sin embargo, puedo decir que estoy aprendiendo mucho sobre clases de padres; por ejemplo, hay una serie de personajes que, cuando recoge a sus hijos por la guardería, les hace preguntas del tipo: "¿Y qué has hecho hoy? ¿Qué has comido? ¿Dónde están tus zapatos?" Tengo que confesar que yo con estos disfruto bastante, quedándome callada hasta que se cansan de preguntar a su bebé de quince meses y se dignan a preguntarme a mí. Supongo que esperan que un buen día el bebé se quite el chupete y les diga: "querido pater, he pasado un día excepcional y comido opíparamente; por cierto, mis botas están en casa porque eres tan inútil que me traes en playeras a -5°C". También es todo amor ese otro padre que prácticamente acampa en la puerta de la guardería para entrar conmigo a las 7:30 y lanzar a su hijo dentro y, a continuación, preguntarme con tono de incredulidad: "¿Es el primero?" Éste tiene una variante: los padres que preguntan si su hijo es el último en marcharse cuando son las 16:30 y yo casi estoy empaquetando al crío de marras para llevármelo a noruego, porque llego tarde. Sobra decir que ambas especies son perfecta y frecuentemente compatibles.

       Sí me gusta, y mucho, enseñar español a los niños. De hecho, creo que iré centrándome en eso cada vez más, e intentando sacar algún pequeño proyecto adelante, con tiempo (en vista de que mi sueño de ser acariciadora de gatos de día y pinchadiscos de noche se ve cada vez más truncado, oh mundo cruel). Y a las clases de español dedicaré la mayor parte de mi tiempo este año... bueno, y también a planear un viaje a Cabo Norte con el que llevo muchos años soñando y que este año quiero, al fin, llevar a cabo (norte).

       En el próximo capítulo: cómo me quedé sin marida y qué hago para superarlo (extra: foto mía poniéndome un embudo en la cabeza al llegar a casa mientras toco los platillos con dos tapas de cazuela).

2 comentarios:

  1. Ay, marida, no vuelvas a dejarnos tanto tiempo sin tu pluma (la de escribir, no la de los gayer). ¡Disfruto la fruta sobre manera con tu estilo sin igual! ;*

    ResponderEliminar
  2. Prima, me has hecho pasar un rato genial. Eres una verdadera artista. ¡No dejes de regalarnos estas joyas!

    ResponderEliminar