martes, 16 de abril de 2013

Lo que no mata...

       Blanca trocea el tomate tan finamente como le permite el cuchillo, que no está muy afilado. En la tabla de cortar ha dispuesto la cebolla picada y algunas rodajas de zanahoria. A su lado, humea una olla de sopa a fuego medio.

- ¡Hola!

       Jorge asoma la cabeza por la puerta de la cocina, aún con los auriculares puestos. Sonríe, pero tiene mala cara.

- ¡Qué susto! No te escuché entrar. ¿Tan pronto en casa?

- Sí, he tenido que faltar a las dos últimas horas, no me encuentro bien –dice mientras se dirige con fatiga a su habitación.

- ¿Y eso?

- Otra vez el estómago…No sé qué me pasa últimamente.

- Vaya, hombre...Debe de ser un virus; hoy en mi clase también faltaba gente por el mismo tema. Pero no te preocupes, seguro que mañana estás como nuevo. Por cierto, estoy haciendo sopa y hay de sobra para los dos; quizá te venga bien, ¿te apetece?

- Ufff, ¿qué haría yo sin ti? –dice él entrando en la cocina y besándola en la mejilla- Gracias, guapa.

       Blanca vuelve, con manos temblorosas, a su tomate troceado; lo desliza en la sopa junto con el resto de ingredientes y empieza con las hierbas: cilantro, perejil…Esos gestos espontáneos de Jorge le ponen tan nerviosa que prefiere callarse a evidenciar su rubor diciendo cualquier estupidez. Deja pasar unos minutos, mientras tararea la canción que él acaba de poner a todo volumen en su ordenador y, al fin, pregunta, levantando la voz:

- ¿Sales de fiesta esta noche?

- Ehh…no, no creo, no estoy con ánimo. Me temo que tengo fiebre, además, así que probablemente me quede en casa. ¿Y tú?

- En principio he quedado con éstas para ir al cine y después sí, seguramente saldremos.

       Pero no saldrá. Es verdad que ha quedado, pero dentro de un rato llamará a Sandra y le explicará que no puede, como de costumbre, porque…le ha bajado la regla, por ejemplo. ¿Pero no te vino hace dos semanas?...Sí, bueno, pero ya sabes que la tengo muy irregular…Vas a tener que ir al ginecólogo…Lo sé, lo sé, soy un caso, siempre se me olvida…Bueno, mejórate, tómate algo…Sí, sí, gracias, nos vemos el lunes. Después le dirá a Jorge que el plan ha sido cancelado y que, si no le importa, se quedará en casa con él. Se sentarán en el sofá a ver una película, con la luz apagada, tapándose con la misma manta…Blanca le preparará algo para el dolor de estómago y le cuidará, incluso puede que él se quede dormido en su regazo, cada vez ganan más confianza el uno con el otro. Entonces ella pasará la noche en vela pendiente de todos sus movimientos, aunque fingirá dormir cuando él despierte. A Jorge le parecerá absolutamente encantador que le haya cuidado con tanto cariño, y será un paso más en su inevitable acercamiento. Se acabó el esperar, como cada noche de fin de semana, a que vuelva a las 7 de la mañana, siempre con diferente compañía, y escuchar los gemidos tras la puerta de su habitación, y los besos de despedida a mediodía en la entrada. Ahora todas sus atenciones serán exclusivamente para ella.

       La sopa borbotea y Blanca retira la olla del fuego, ayudándose de un trapo.

- ¡Eso huele demasiado bien! –grita él desde algún punto del piso.

- Casi he terminado. Un toquecito y…

       Sirve la sopa en dos tazones y los dispone en bandejas. Pan, agua, cubiertos… Hunde la punta de una cucharilla en el frasco de siempre y vierte el azulado contenido en la sopa de Jorge, removiendo enérgicamente. Vasos, servilletas de papel…En ese preciso instante lo escucha correr en dirección al baño y vomitar copiosamente. «Nota mental: reducir la dosis para la próxima vez; estas cosas llevan tiempo».

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