Cierto es que he jugado con ventaja al huir a España durante todo el mes de enero, el más duro del invierno aquí, pero son demasiados años viendo anuncios de El almendro como para no volver a casa por Navidad, y más después de ocho meses. Aunque tampoco Cantabria por esas fechas goza precisamente de temperaturas caribeñas, así que tan entrañables fiestas las compartí con mis dos viejas amigas de parranda: la señora humedad y doña alergia (que no "alegría"). En Oslo el clima seco me da una tregua, pero hay otras gracias: los labios y las manos se me han agrietado seriamente por momentos ¡e incluso se me congeló el pelo en más de una ocasión! (no es cachondeo, bien lo sabrán quienes están al tanto de mi boicot al secador).
| ¿Solo -14º? ¡Venga ese Calippo! |
Pero, a mi parecer, las cosas buenas del invierno en Noruega se imponen con creces a las no tan buenas. Sobre todo porque la gente aquí sabe sacarle partido a su invierno, seguramente por necesidad...si los noruegos pasaran dentro de sus casas los días de frío estarían encerrados durante meses, pero es justo al contrario: no solo no se paraliza el país, sino que el frío se disfruta. Puedes practicar todo tipo de deportes de invierno, esquí para empezar. Durante este tiempo me ha dado la sensación de que no hay ni un solo noruego que no sepa esquiar, incluso a los niños empiezan a enseñarles cuando son muy pequeños. Yo fui un par de veces con Inga para que me enseñara lo básico, y...bueno, en otra ocasión os hablaré de la nueva modalidad que inventé: esquí con fase de vuelo. El dolor de mi rabadilla fue inversamente proporcional a mis ganas de volver a intentarlo durante varios días. Hay quienes practican también snowboard, pero ese es un deporte caro incluso aquí. El esquí de fondo también es muy popular, y en los mapas de rutas vienen perfectamente trazados los caminos por donde puedes ir, diferenciándolos de los caminos de verano. También se practica patinaje sobre hielo (¡divertidísimo!), senderismo y escalada por la montaña, trineos con y sin perros, pesca en el hielo...Y si no eres mucho de deporte, siempre puedes relajarte yéndote a pasar el fin de semana a tu cabañita del bosque o la montaña, o alquilar una a un precio moderado. Las hay desde muy básicas hasta con sauna o piscina particulares, todo un lujo del que los noruegos saben disfrutar. Vaya si saben. De eso os hablaré cuando tenga una, es decir, esperad sentados.
| ...donde me bañaba en verano |
| El mismo lago... |
Pero vamos, que al final todo esto de las actividades de invierno creo que es una excusa para sacar la fiambrera con las naranjas y el chocolate (tradición) y el termo. (¡ATENCIÓN! Si quieres ser alguien en Noruega, por favor, hazte con una fiambrera y un termo. La fiambrera se puede sustituir por un tupper común, pero el termo está más jodido. Hazme caso y consigue estas dos cositas pero ya. Si no, cuando seas un paria social no me vengas pidiendo explicaciones, que ya lo avisé). Ahora en serio, son geniales. ¿He dicho ya que soy fan de los noruegos?
Resumiendo: no voy a ser hipócrita; el frío cansa a cualquiera, lo mismo que el calor extremo, y en ocasiones se echan en falta algunos grados más (no por casualidad los noruegos adoran los países cálidos), pero puestos a pasar frío mejor que sea en Noruega, donde al menos podrás ponerte sin reparos un gorro de lana con forma de pastel (¡sí, la guinda es la borla!). Heia Norge!
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