martes, 26 de julio de 2011

Marcha de las Rosas

       Metros llenos, tranvías a rebosar y gente esperando en las paradas a que pase un autobús menos lleno. Ese era el panorama que se vio en Oslo ayer, día 25 de julio, ya desde mucho antes de las 6 de la tarde. Impresionante la marea de gente que acudió al centro de Oslo para homenajear a las víctimas de los atentados con la llamada Marcha de las Rosas; nada menos que 150000 personas sólo en la capital de Noruega, lo nunca visto en más de 60 años. Parecía que ningún noruego se había quedado en casa, y así lo atestiguaban los carteles de todas las floristerías, que anunciaban mercancías agotadas. Había gente hasta tal punto que lo que en principio iba a ser una marcha terminó siendo una concentración junto al ayuntamiento, porque allí no había quien se moviera. Eran miles de personas con rosas en las manos; había niños, adolescentes, amigos, familias al completo y personas solas, pero todas llevaban flores.

       En la Rådhusplassen se dispuso una gran pantalla y un escenario. Habló el príncipe Haakon y también Jens Stoltenberg, cuyas palabras más aplaudidas fueron Ondskab kan draebe et menneske, men aldrig besejre et helt folk, algo así como El mal puede matar a un humano, pero nunca derrotar a todo un pueblo. Yo, desgraciadamente, aparte de algunas palabras sueltas, no conseguí entender nada, pero miraba a mi alrededor y eso me bastaba, porque sí entendía lo que decían los noruegos con sus gestos, sus rostros y su actitud. Después todo el mundo entonó Til Ungdommen, cómo no, esa canción que me pone los pelos de punta desde que la escuché por primera vez hace tan sólo tres días. No podría describir la sensación de ver a tanta gente unida, compartiendo dolor pero también fuerza. Fue, en definitiva, un acto en apariencia sencillo que terminó convirtiéndose en algo apoteósico...no dramático, pero sí muy emotivo; al menos a mí, particularmente, sí consiguió emocionarme.

       Eso fue ayer lunes por la tarde. Pero cuando esta mañana bajé al centro pude comprobar que el homenaje no había terminado aún. Nunca antes de venir a vivir aquí había estado en Oslo, y sin embargo puedo aventurar que jamás ha estado tan bonita como ahora. Es como un enorme monumento; por todas partes se ven homenajes con flores, velas, fotos, cartas, dedicatorias…y cuando digo en todas partes no exagero; los noruegos, al terminar la manifestación, depositaron las rosas que portaban en las estatuas, en los árboles...a lo largo de toda la ciudad. Juzgad vosotros:





No hay comentarios:

Publicar un comentario